El Derecho regula la conducta y los fenómenos
sociales a través de leyes, pero en el proceso de creación, derogación y
reformación del marco jurídico naturalmente se vuelve largo y lento. En los
últimos años, las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han
revolucionado la vida social en numerosos aspectos: científicos, comerciales,
laborales, profesionales, escolares, e incluso han cambiado los hábitos de
entretenimiento y de interrelación de las personas al interior de la vida
familiar.
Si bien es importante el Derecho, hoy
en día es prácticamente imposible que este vaya a la par que la tecnología,
regulando la conducta lícita o ilícita infiere en el ámbito jurídico, empezando
porque es evidente que estos fenómenos y/o conductas tienen que manifestarse
primero, ya que las leyes no pueden regular lo que aún no existe, pues dichas
leyes son para regular un problema, y sin el problema evidente no hay nada que
regular.
Sin embargo, con el paso de los años y
el propio aumento de las tecnologías han ido incrementando situaciones
jurídicas involucradas con la informática como:
Delitos informáticos, Firma
digital/electrónica y contratos electrónicos., Correo electrónico, Protección a bases de datos, Cómputo forense,
Protección de propiedad intelectual, Regulación de contenidos en Internet.